En la Comunidad de Valencia, no hay fiesta que se precie que no tenga algún espectáculo con la pólvora. Desde los castillos de fuegos artificiales -conocidos en todo el mundo- pasando por las cordás, correfocs, despertás… hasta las MASCLETÁS. De ellas quiero hablar.
En Valencia, ciudad, se celebran en la plaza del Ayuntamiento o en el cauce del río Turia.
También, en todos los barrios que tienen Falla y casal. Dicen los entendidos que son como piezas musicales, con su adagio, andante, alegro, molto alegro y vivace. Un concierto de ruido bien acompasado, con un ritmo que va creciendo hasta lograr un estruendo ensordecedor, de grandes dimensiones, con su terremoto terrestre, bombardeo aéreo y traca final .
Cuando estos tiempos se dan con armonía y equilibrio, el público se emociona y llega , en ocasiones, al éxtasis sonoro, embriagado por la fuerza del ruido, rompiendo en un cálido aplauso general. Ésta es la esencia de las mascletás. Quien lo vive así disfruta de un espectáculo que, para otros, no es más que ruido.
Los mascléts ( petardo ) son la pieza fundamental de la composición de este espectáculo. Tiene distintos tamaños, según la potencia. Otros son redondos, las carcasas, en forma de bola para introducirlos en los cañones.
¿Por qué pinto este tema?. Me parece un reto el captar figuras que cambian en instantes de segundo, que modifican la forma y el color a gran velocidad.
Otro elemento que me interesa es el HUMO. Porque es ahí donde encuentro el interés plástico que me lleva a pintar este tema. El humo en movimiento, con toda suerte de colores y destellos producidos por las explosiones .
Movimiento y color, figuras efímeras que duran segundos y que yo quiero congelar en cada uno de mis cuadros. Algo tan volátil y tan simple, es el foco de mi atención.
Las técnicas que utilizo son el óleo y el pastel. Ellas me permiten moldear, con los dedos, el humo en movimiento y dar los toques de luz allá donde explota un masclét.
CASTILLOS DE FUEGOS ARTIFICIALES
Se conocen en todo el mundo. Por eso no me voy a extender en muchas explicaciones.
Aquí, es el color el que cobra protagonismo.
Mi interés por estas figuras se resume, también, en el deseo de retener en un soporte de fondo oscuro el instante fugaz de luz y color. Los juegos de haces luminosos son pequeños instantes de una plástica alegre y vital, ¡¡ un juego de niños!!. La forma más hermosa de utilizar la pólvora.
Para estas obras, siempre utilizo pastel sobre papel Canson Mi – Teintes , de color lo más oscuro posible.
PAISAJES
Pocos pintores se resisten a pintar este tema. Son tantos los recursos que hay que poner en marcha para su elaboración que resulta un ejercicio de lo más versátil para el conocimiento de la técnica.
En la ejecución de un paisaje concurren elementos tan importantes como la composición, la perspectiva, la luz, el color, la atmósfera, etc. Todos ellos suponen un reto que proporciona soltura y seguridad a la hora de abordar otros temas que exigen igual o mayor destreza. Por tanto resulta un ejercicio muy completo por el esfuerzo de observación (a veces, rápido) que requiere. La luz se mueve constantemente, obligando a trabajar con rapidez esquemática antes de que cambien los puntos de claridad y oscuridad. El resto se puede elaborar de memoria, en el estudio, o volver al mismo punto, y a la misma hora, al día siguiente. Artistas como Monet o Antonio López escogían esta última opción, porque las calidades cromáticas que se consiguen a partir de la luz natural no tienen comparación con la utilización de un foto que nos puede resultar más cómodo pero nos arrebata infinidad de matices y tonalidades mucho más ricas.
La perspectiva es otro elemento imprescindible, especialmente en los paisajes urbanos. Su uso nos permite dar profundidad y sensación de lejanía con la tridimensionalidad que nos proporciona. En su ausencia, la obra quedará plana, poco real. Aunque, quizá, busquemos deliberadamente ese resultado.
El color será otro aliado que nos permitirá disfrutar de la ejecución de un paisaje poniendo en ejercicio toda nuestra capacidad para utilizar una variedad cromática lo más amplia posible.
Finalmente, otro recurso a tener en cuenta es la atmósfera. Cuanto más alejados queden los elementos, más espacio de aire habrá entre ellos. Los bordes se suavizan, se diluyen y los tonos van perdiendo intensidad.
Por todo esto, considero el paisaje uno de los pilares más completos para el aprendizaje de la pintura.
PAISAJES IMAGINARIOS
Empiezo a pintar la serie paisajes imaginarios hace un año, cuando nos confinan en casa durante un mes y medio.
La añoranza de poder salir al campo y disfrutar de la naturaleza, mas allá de mi vivienda, me inclina a evocar paisajes que se quedan en la memoria, idealizados y desdibujados por el paso del tiempo.
La perspectiva que utilizo en de abajo a arriba, como si estuviese tumbada en el suelo y con la hierba fresca en primer plano.
Los colores son vivos, intensos, algo irreales. Como vistos en sueños.
A día de hoy continúo pintando este tema como una necesidad de poder salir a los espacios abiertos sin miedo a nada. Como era todo antes.